Empezamos el viaje...

Lilypie Waiting to Adopt tickers

lunes, 26 de diciembre de 2011

“...y sin comerlo ni beberlo faltan 3 días para que se acabe el año...”

Así empieza el comentario de facebook de mi amiga Klara (porque yo sigo escribiéndolo con “K” ;) Le he pedido permiso para empezar mi post robándole algunas palabras.

En 2010 dije que 2011 sería mi año y sin saberlo a ciencia cierta, porque se trataba más bien de un comentario positivo, sin más, se ha convertido en realidad.

Pensé que sería el año en el que me sacaría la plaza definitiva, y sin embargo, no fue así. No me culpo, hubo cosas más importantes en las que centrarse y por suerte o por desgracia no salieron las plazas esperadas.

Pero no todo lo que predije salió del revés, que soy mala, pero no la bruja Lola...

El 24 de enero fuimos a la charla informativa que conserllería de bienestar social daba sobre adopción. Era lo que debía acabar de convencernos y fue así.

El 30 les dijimos a nuestros padres y hermanos nuestros planes y a pesar de la sorpresa inicial,en tiempo record, se han volcado todos en esto de una manera que me emociona. Y no es palabrerio, conforme escribo, me salta alguna lágrima de pensar los padrazos (y hermanazos, y familiaza y amigazos) que tenemos. Sólo tienen palabras de apoyo y constantes detalles con nosotros y puedo decir bien alto, que no todos tienen estas facilidades en su entorno. (Por cierto, gracias si no os lo he dicho antes)

En el puente de mayo me fui a Praga para canjear el regalo de Reyes que le hice a mi madre. Fue un viaje increíble que repetiría hoy mismo a cualquier lugar del mundo y que creo que nos sirvió para disfrutar de cosas que solo hacemos las dos solas y para querernos (si se puede) un poquito más.

El 28 de mayo nos casábamos en La Siesta (Jávea) con nuestros imprescindibles y a pesar de la nube que acechó todo el día, fue un día precioso y, como no, emotivo con todo lo que nos leísteis.

El 2 de junio entregamos los papeles de la adopción.

A mitad de junio me compré (con mis predicciones nefastas de futuro) un Volkswagen Polo por si me mandaban a sustituir lejos de casa.

En agosto reformamos el pisito de los yayos.

El 8 de septiembre empecé a trabajar en un instituto a 10 minutos de casa con un equipo de orientación espectacular (viva mi predicción de lejanía!).

El 29 de septiembre dimos la entrada de un piso en el Cabo de las Huertas con el que llevábamos soñando más de 2 años.

El 13 de diciembre empezamos los cursos de formación para la adopción internacional.

El 22 de diciembre nos reunimos después de 15 años, los compañeros del colegio de la infancia. A pesar de que ya falta uno de nosotros, fue una noche increíble en la que estuve con todos mis sentidos 100% activos. Escuchando y mirándolo todo, saboreando el momento, que ojalá se vuelva a repetir, porque, a pesar de que cada uno hemos evolucionado de mil formas dispares, me siento orgullosa de esos compañeros con los que he peleado y competido, de los que me he enamorado, con los que he viajado y compartido secretos, y sobre todo, con los que viví mi infancia.

El 24 de diciembre comprando en un supermercado de Javea, como a quien se le aparece la Virgen, a mí se me apareció mi propia evolución. Ahí, delante de mí, como un fantasma, vi mi seguridad por primera vez. No se cuándo a pasado, ni como, no noté dolor de huesos como en la adolescencia, ni fiebre como cuando tu cuerpo se quita de encima todo lo malo. Nada de eso, pero debió haber algún momento en este año, o el anterior o no se cuando, en el que me hice mayor de repente! (Será eso que dicen de "cerrar una etapa de tu vida para empezar otra"??)

Para resumir este año os dejo unas imágenes y una canción que unen la explicación del día 22 y la del 24 y que cada vez que la escucho me dan ganas de cerrar los ojos y bailar como una loca para celebrar todo lo “celebrable”. Al fin y al cabo el 2011 no ha sido un año nada malo.






























domingo, 4 de diciembre de 2011

SI LAS PALABRAS FLOTASEN


Un día estás en tu casa hablando tranquilamente con tu pareja sobre un amigo. Ni bueno, ni malo, simplemente hablas, comentas.

Al cabo de unos días ese amigo se sienta en tu sofá y charláis sobre un familiar cercano.

Al mes siguiente ese familiar te hace una visita y se toma un té en tu mesa.

¿Os imagináis si todas esas conversaciones se hubieran quedado grabadas en tu salón? ¿Si fueran flotando a tu alrededor como un globo?

Para bien y para mal todas esas cosas que no decimos en persona, serían expuestas a nuestro público, a nuestros visitantes, amigos, familia e incluso pareja.

¿Qué pasaría si todo eso que decimos ante otros se dijera-viera ante todos?

Seguro que muchos al “leer” ciertas cosas que salieron de tu boca, no volverían a pisar tu casa. Seguro que otros llorarían de emoción al pensar todo lo que sentimos hacia ellos. Seguro que muchos se emocionarían al recordar cosas que no te atreves a recordar en público.